Locura de Locos

El mundo está cada vez más loco, mi barrio sobre todo. Para comenzar, he vivido ahí desde los seis años, parecía tranquilo; la diversión nunca faltaba, la inocencia siempre brotaba y sin darme cuenta, ¡como ha cambiado mi barrio!, sí que esta grande; ahora ya tenemos pista y algunas áreas verdes en el parque, las casas compiten para ver quién tiene más.
Al frente de la mía hay un edificio donde las parejas van a pasar la noche y al salir de mi casa para ir a la Universidad, salen bañaditos, caminando muy rápido; lo mas incomodo es que mi habitación tiene vista al parque pero toda la madrugada no dejo de oír ruidos extraños que vienen de dicho edificio.
La semana pasada “Ximenititiz” hizo una ceremonia en su casa, pasé con la huerfanita a chismosear y la condenada de tan solo diecisiete años se estaba casando y el motivo de su boda es porque metió la pata. Valla que está de moda, en mi barrio hasta puedo escuchar llantos de bebes que suplicaban nacer.
Mi querida vecina “Sofía”, la chola con plata, nunca falta un chico parado como poste fuera de su casa esperándola para satisfacerse un buen rato; hasta ahora tengo mi alarma “los porcinos”, siempre puntuales, a las cinco de la mañana con los gritos: ¡Limpia el carro m*erda! O a la llegada del “Jozezito”, el hermano menor, pasado de copas ja…….
Ya me acostumbre, el punto de encuentro es y será siempre “la Teo”, una tienda pequeña pero bastante acogedora, bastaba un par de mesitas afuera pasarla bien, al terminar un partido de básquet en la canchita, todos sudosos y apestosos, la Teo nos recibía con los brazos abiertos dispuesta a servirnos un par de gaseositas.

Muchos incidentes han pasado como cuando el “loco Martin”, un mochilero pastrulo buena gente, cada que pasaba por el barrio apestaba, los perros le ladraban y él decía: ¿Por qué me ladran muchachos?, un loco para variar, le arranco el labio inferior a un pata del mismo barrio, también cobraba para que vean a su mujer desnuda… dicen las malas lenguas.
Infaltables los “Monsalve”, los saludabas y a las justas te miraban, ¡ah! Y como olvidar a los “locos” del barrio; primero el “loco gaseosa”, el señor Garridolecca, todas las tardes que me asomaba por la ventana, cruzaba el parque con tres botellas de gaseosa de tres litros para el almuerzo; y el “loco limpieza”, a Cotrina poco le faltaba encerar la pista.
Ya no me puede sorprender a quien pueda meter a su casa “la postiza”, Blanca siempre jugando a la botella borracha y al chico que la botella apuntaba, a ese le tocaba entrar a su casa. El mundo está cada vez más loco, mi barrio sobre todo.